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Así está afectando la contaminación a tu piel

Nueve de cada diez personas en todo el mundo respiran aire contaminado. Una amenaza para la salud que, además, deja huella en tu rostro. 

Desde que ponemos el pie en la calle estamos rodeados de contaminación. Incluso, algunos expertos aseguran que dentro de casa tampoco estamos a salvo. En cualquier caso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que nueve de cada diez personas en todo el mundo respiran a diario aire contaminado, convirtiéndose, junto con el cambio climático, en una de las mayores amenazas medioambientales para nuestra salud. Sin embargo, los efectos de la polución van más allá: ¿sabías que también afecta de forma negativa al aspecto de tu piel? 

Envejecimiento prematuro

Las partículas en suspensión, el ozono o los gases de efecto invernadero generados por los medios de transporte, la industria o nuestros propios hogares van dejando, día tras día, su huella en nuestro rostro. Esto se traduce en mayor número de manchas, arrugas, poros obstruidos y un tono más apagado. Por tanto, a medio plazo, se puede hablar de envejecimiento prematuro. Además, los niveles altos de contaminación llegan a triplicar las posibilidades de desarrollar eczemas y pueden empeorar los casos de dermatitis y de acné. El humo del tabaco no se queda atrás. Puede multiplicar por tres la aparición de arrugas y provoca una deshidratación severa en las capas más superficiales. En este peligroso cóctel explosivo no podemos dejar de lado la radiación solar. De hecho, la combinación de polución y rayos ultravioleta es especialmente dañina para nuestra piel, ya que cuando el sol incide sobre una zona donde ya hay micropartículas contaminantes deteriora la función barrera cutánea provocando una inflamación de esta.  

Ahora bien, cabe preguntarse por qué la polución medioambiental se ha convertido en uno de los mayores enemigos de una piel saludable. Y la respuesta no es otra que el estrés oxidativo. Su acción provoca en nuestro organismo un exceso de producción de radicales libres, que son moléculas capaces de dañar mediante ese estrés oxidativo a las células. En el caso de la piel -ya que ese proceso afecta a todos los tejidos del organismo- ralentiza la producción natural de colágeno, elastina y ácido hialurónico. Es decir, los responsables de la firmeza, la elasticidad y la hidratación de la piel, respectivamente, se ven atacados. Y ahí es donde empiezan todos los problemas que hemos mencionado hasta ahora: flacidez, arrugas, deshidratación, hiperpigmentaciones, desequilibrio en la producción de sebo… 

Un escudo antipolución

Aunque la reducción de los niveles de contaminación ambiental se encuentra entre los principales puntos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, por el momento, es prácticamente imposible huir de ellos. Por eso, es tan importante saber cómo proteger la piel de la polución. El primer paso es, evidentemente, la limpieza. Mantener una correcta higiene cutánea resulta clave para eliminar cualquier resto físico. Conviene que este paso se realice dos veces al día (por la mañana y por la noche) y que se empleen fórmulas suaves y neutras. Un par de veces a la semana también es importante exfoliar las capas más superficiales para una limpieza en mayor profundidad. 

Después, es importante “ponerse” un buen escudo protector. En este punto, la última palabra la tienen los cosméticos que contienen antioxidantes. La vitamina C y E o el ácido ferúlico son algunos de los más efectivos. Aunque también son interesantes la niacinamida, el resveratrol o los retinoides. Por su parte, la medicina estética también tiene mucho que decir a la hora de paliar los efectos de la contaminación sobre la piel. Las infiltraciones de ácido hialurónico reforzarán los niveles de este componente en nuestro organismo dejando el rostro hidratado, más luminoso y uniforme. Mientras que la toxina botulínica ayudará a suavizar las arrugas prematuras que puedan aparecer en frente, entrecejo y patas de gallo. 

Por último, pero no menos importante, debemos mantener una dieta equilibrada rica en frutas y verduras de efecto antioxidantes. La combinación de una buena rutina cosmética, la medicina estética y un estilo de vida saludable será la mejor baza para hacer frente a la amenaza constante de la contaminación. 

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